REAL MADRID – RACING DE FERROL (1/16 Final Copa del Generalísimo 1946 -ida-)


Recién terminado el Campeonato Nacional de Liga 1945-46, en el que había resultado vencedor el Sevilla CF., iba a dar comienzo la VIII Copa del Generalísimo, en la cual formarán parte 28 equipos: los 14 equipos de 1ª División y los 14 de 2ª. En la primera ronda quedan exentos CF. Barcelona, Sevilla CF., Granada y Ceuta; el resto de equipos pasarán por el consabido sorteo para conocer a sus oponentes.

El Viejo Chamartín, junto a las obras del futuro estadio
Para el primer encuentro, el Real Madrid, que ha finalizado el Campeonato de Liga en cuarta posición, y que en la última jornada ha vencido al Celta por 6-0, tiene que recibir al Racing Club Ferrol, conjunto de la 2ª División con una temporada bastante buena a sus espaldas, y cuyos jugadores confían en poder lucirse en Chamartín. El conjunto gallego es el típico equipo pegajoso que basa su táctica en destruir el juego que crea su rival. Para evitar sorpresas y que, además, todos sus hombres lleguen al partido en plena forma, el entrenador de los blancos, Jacinto Quincoces, ha sometido al equipo a un arduo entrenamiento durante toda la semana. Además, hay que tener en cuenta que recientemente Racing de Ferrol visitó Chamartín para disputar un encuentro amistoso en el que vencieron a los madrileños, eso sí, presentando éstos una formación plagada de reservas.

 Los jugadores del equipo verde se encuentran desde el martes concentrados en El Escorial. Si en un principio se habían hecho gestiones para que algunos futbolistas madridistas jugasen como cedidos en el Racing de Ferrol para la presente edición de copa, al quedar emparejados ambos conjuntos dichas cesiones no llegan a producirse. Este hecho contribuye a incrementar el pesimismo de Amadeo, el entrenador racinguista, que ve poco factible sacar un resultado provechoso del encuentro en Madrid, albergando más esperanzas para el partido de vuelta, en el “Infierniño”. 

Las entradas para el encuentro se habían puesto a la venta el viernes 5 de Abril en el local madrileño de la calle Alfonso XI nº 6. Para los socios sería imprescindible presentar el recibo del pago del mes de Abril si querían entrar al campo.

A primera hora de la fría tarde del domingo 7 de Abril, los aficionados empiezan a ocupar sus localidades en el viejo estadio (en realidad no tan viejo, teniendo en cuenta que tan solo hace escasos veintidós años que se inauguró): Junto a éste, aún en obras, comienza a erigirse un coloso, que será el Nuevo Estadio de Chamartín. Todos son conscientes de que si el Madrid cae eliminado en alguna fase de la competición, se habrá disputado el último partido oficial en el viejo campo, que pronto será demolido. Estamos, pues, ante uno de los últimos encuentros disputados en el Viejo Chamartín.

Estadio de Chamartín


En 1923, siendo presidente del club Pedro Parages, el Real Madrid disputaba sus encuentros como equipo local en el pequeño Campo de la calle O'Donell. Ese año, se adquieren unos terrenos en el municipio de Chamartín de la Rosa (más tarde absorbido por la propia capital). Dichos terrenos, a los que se conocía como “Villa Rosa”, quedaban encuadrados entre el camino del Arenal, el camino de Maudes y la calle Alfredo Calderón.



El arquitecto encargado de llevar a cabo el proyecto fue José María Castell, quien ya había proyectado el Estadio Metropolitano y, años antes, había sido jugador del Real Madrid. Para hacer frente a las obras del nuevo complejo deportivo, el club tuvo que pedir un crédito de medio millón de las antiguas pesetas. Dicho complejo incluía, además de un campo de césped con capacidad para 15.000 espectadores, varias pistas de tenis, gimnasio y piscina.



Aunque en principio se iba a llamar “Parque de Sports del Real Madrid F.C.”, al final recibió oficialmente el nombre de “Campo del Real Madrid Club de Fútbol”, aunque muy pronto empezó a conocerse popularmente como “Chamartín”.



Por fin, el 17 de Mayo de 1924, coincidiendo con las fiestas de San Isidro, patrón de la capital, se inaugura el estadio. Para la ocasión se invita al Newcastle FC., campeón de Inglaterra, en un partido que los madridistas ganaron por 3-2, correspondiendo a Félix Pérez el honor de marcar el primer gol en la historia del nuevo campo.



Tan sólo veintidós años después de su inauguración, el 16 de Mayo de 1946, se disputaría el último partido en el Estadio de Chamartín. Sería un encuentro amistoso contra el CD. Málaga, que los locales perdieron por 4-5. La temporada siguiente, con las obras del futuro Nuevo Chamartín aún en curso, el Real Madrid tuvo que jugar sus encuentros como local en el campo de su máximo rival, el Atlétiico de Aviación, en el Estadio Metropolitano.

El señor Cristóbal será el árbitro encargado de dirigir el encuentro, cuyos contendientes quedarán alineados de la siguiente forma:

REAL MADRID: Bañón (P); Clemente (DF), Corona (DF); Terán  (M),  Ipiña (M), Huete (M); Alsúa (M); Moleiro (M), Pruden (D); Barinaga (D), Elices (D).

RACING DE FERROL: Moreno (P); Caliche (DF), Sobrino (DF); Gabriel Alonso (M), Fontela (M), Malet (M); Ortíz (D), Barón (D), Caeiro (D), Porta (D), Tino (D).

A las 16,30 h., el árbitro señala el comienzo del partido y, desde el principio, los madrileños se emplean a fondo con sus rivales. Antes del partido existían dudas acerca de si el Madrid pondría o no mucho de su parte ante un rival de tan inferior categoría, pero los jugadores blancos quieren establecer pronto una diferencia de goles que deje prácticamente sentenciada la eliminatoria. Así, los extremos madrileños suben rápidamente al terreno rival, donde se jugará casi toda la primera parte y, ya en el minuto 12, el medio Huete bombea un balón que, en principio, consigue detener el meta ferrolano, al que sin embargo se le escapará de las manos, acudiendo rápidamente Barinaga y Pruden, siendo éste último quien, de tiro raso con la izquierda, introduce el balón dentro de la portería, subiendo el primer tanto al marcador.

Pruden

Nacido en Babilafuente (Salamanca), el 1 de Diciembre de 1916, Prudencio Sánchez Fernández llegaría a ser un futbolista poco técnico, pero de gran olfato goleador, marcando muchos goles de puntera, algo poco elegante para los más exigentes, pero que a él le resultó bastante efectivo.

Llegó a la U.D. Salamanca para jugar la temporada 1934-35, cuando el equipo  aún se encontraba en las divisiones regionales. Ya en la temporada 1935-36 se consigue el deseado ascenso a 2ª División, sobresaliendo Pruden como la figura del equipo. Sin embargo, la llegada de la Guerra Civil trae consigo el parón forzoso en todas las competiciones, que se mantendrá por tres años, hasta el fin de la contienda.

Con la reanudación de la competición liguera, Pruden retomó su unión con el equipo salmantino hasta que, en la primavera de 1940, llega para él la oportunidad de fichar por el At. Aviación. El equipo rojiblanco necesitaba cubrir la plaza de delantero centro, que había quedado libre por la marcha de Elícegui a La Coruña. Cuentan ciertas crónicas que, paseando una mañana el jugador por la Plaza Mayor de Salamanca, se le acercó un oficial del Ejército del Aire y le comentó que debía desplazarse inmediatamente a Madrid, pues esa misma tarde iba a jugar con el At. Aviación; otros cuentan que los ojeadores del equipo “colchonero”, que ya habían puesto sus ojos en él, le citaron en Madrid para disputar un partido que serviría de prueba para ver si encajaba en el equipo, teniendo que costearse él mismo el viaje y el alojamiento. El caso es que, el mismo día del partido, su amigo Manolo Sánchez Tabernero, hijo del Marqués de Llen, que poseía una moto con sidecar, lo lleva desde Salamanca al Estadio Metropolitano de Madrid.

Exhausto tras más de cuatro horas de viaje y sin comer, se presenta Pruden en el feudo rojiblanco, casi a la hora de comenzar el famoso, y ya desaparecido, “Partido de los Jueves”. Al explicar a los dirigentes que llegaba sin haber comido, éstos se deshicieron en atenciones con él, diciéndole que pidiera lo que le apeteciera y mandarían traerlo de un restaurante cercano. Sin embargo, “El Divino” Ricardo Zamora, por entonces entrenador del club, se negó a ello, alegando que si comía a aquella hora no podría jugar. Así, el joven, aún vestido con su traje de brega, tuvo que conformarse únicamente con beber unos sorbos de agua helada, para aliviarse del calor sofocante de aquella bochornosa tarde.

En estas condiciones salió el delantero a jugar, en un encuentro en el que no pudo desarrollar ni la más mínima parte de sus habilidades, con lo cual no pudo convencer plenamente a los técnicos del club. Así, triste y cabizbajo, el jugador tuvo que emprender su viaje de regreso a Salamanca. De todas formas, en el mes de Mayo de ese 1940, Pruden consiguó su ansiado fichaje por el At. Aviación.

La campaña de 1940-41 iba a ser la mejor de toda la carrera deportiva del jugador. Con el club colchonero logrará marcar 30 goles en 22 partidos, registrando el mejor promedio goleador de la historia del club, todavía hoy no superado. Además, al finalizar la campaña, el club era campeón de Liga, siendo Pruden el máximo goleador de la competición, y se conquistó también la Copa Eva Duarte. En definitiva, su debut en 1ª División no podía haber sido mejor. Sin embargo, para la siguiente temporada, el delantero no llegaría a un acuerdo económico con la directiva del club y, algo inédito, prefirió regresar a Salamanca, para terminar sus estudios de Medicina y jugar de nuevo en la 2ª División con el equipo charro.

En la temporada 1941-42, la primera tras su regreso a la U.D. Salamanca, quedan emparejados para la primera ronda de la Copa del Generalísimo, por ironías del destino, el equipo salmantino y el At. Aviación. En el encuentro de ida, en el Estadio del Calvario, los charros vencen por 1-0 a los colchoneros. El encuentro de vuelta, una semana después, debido a que el Estadio Metropolitano se encontraba en obras, ha de celebrarse en Chamartín. Allí, el ex-jugador rojiblanco iba a hacer pasar una mala primera parte a los atléticos, llegándose al descanso con ventaja del Salamanca, que vencía  0-1; sin embargo, en la segunda mitad, los madrileños salieron en plan arrasador, terminando el partido con una amplia victoria por 6-1. El entonces semanario “Marca” recogía en sus páginas el regreso del ex-ídolo rojiblanco a la capital, donde era abordado por sus numerosos admiradores, deseosos de llevarse un autógrafo del salmantino.

La siguiente campaña, la de 1942-43, sería la última de Pruden con la U.D. Salamanca, todavía en 2ª División. En realidad, no llegaría a terminar del todo la campaña pues, antes de que diera comienzo la nueva edición de la Copa del Generalísimo, recibe una oferta irrechazable por parte del R. Madrid. Sin dudarlo, el salmantino vuelve a instalarse en la capital de España, esta vez para jugar en el club de Chamartín y con su carrera de Medicina ya terminada.

Y de nuevo, el capricho del bombo quiere que, en el sorteo para la primera ronda de copa, el nuevo jugador blanco tenga que enfrentarse con los que hasta hace sólo unos pocos días eran sus compañeros, al quedar emparejados R. Madrid y U.D. Salamanca. El encuentro de ida, que suponía el debut de Pruden con los “merengues”, se disputó en Chamartín, y terminó con victoria del equipo local por 5 goles a 1, con dos tantos del debutante a sus ex-compañeros.

Después de haber pasado dos temporadas en 2ª División, sus primeros años en el Madrid no fueron fáciles para el jugador, a quien todos recordaban por la excelente campaña realizada en el At. Aviación unos años antes. Así, en su primera temporada, la de 1943-44, sólo marcó 8 goles en los 16 partidos que disputó, mientras que en la de 1944-45 únicamente jugaría seis partidos de Liga, cuatro de ellos de la jornada 18 á 21, anotando 5 goles, dos de ellos, precisamente, al At. Aviación.

Durante el campeonato de 1943-44, Pruden vestiría por última vez la camiseta de la U.D. Salamanca, en un único encuentro, cuando el R. Madrid lo cedió para disputar un encuentro para la promoción de ascenso, el 25 de Junio de 1944. Dicho encuentro, disputado en el salmantino Estadio del Calvario, contra la Gimnástica de Torrelavega, finalizó con empate a cero, con lo que los charros no pudieron retornar a la 2ª División.

La temporada 1945-46 sería la mejor de Pruden como jugador madridista, jugando 23 partidos de Liga, en los que anotó 20 goles. Esta campaña, sin embargo, la terminarían los madrileños en el cuarto lugar de la clasificación, resultando vencedor el Sevilla C.F.

En la siguiente campaña, 1946-47, acabarían en peor posición en la tabla clasificatoria de la Liga, finalizando el campeonato en 7ª posición. Pruden sería autor de 22 goles, en los 25 encuentros que disputó en esta edición liguera. Sin embargo, los blancos llegarían a conquistar el título de Copa del Generalísimo, además de la Copa Eva Duarte.

Su última temporada como jugador madridista fue bastante crítica para el club, en general, y para él, en particular. Tan sólo disputó 11 encuentros de Liga el salmantino, en los que anotó 3 goles. El R. Madrid terminó en 11ª posición la Liga, a sólo 2 puntos del descenso, en una campaña en que el equipo tuvo que escuchar en numerosas ocasiones los pitos de su siempre exigente afición.

Para el campeonato 1947-48, Pruden se convertiría en jugador del R. Zaragoza, club que entonces se encontraba en 3ª División. La siguiente temporada y hasta 1953, año de su retiro, formaría parte de las filas del Plus Ultra, equipo filial por aquel entonces del mismo R. Madrid.  Tras colgar las botas, pasó a formar parte de los servicios médicos del R. Madrid.

El 18 de Mayo de 1958, en un encuentro de octavos de final de la Copa del Generalísimo, que enfrentó al R. Madrid con la U.D. Salamanca, el ex-jugador fue homenajeado, siéndole impuesta la insignia del club salmantino por su entonces presidente y ex-compañero Dámaso Sánchez de Vega.

El 25 de Febrero de 1998, fallecía en Madrid, a los 81 años.

Los medios ferrolanos son incapaces de contener la ofensiva rival y, así, en el minuto 29, Moleiro -cuyo puesto estaba previsto en principio que ocupara Rafa-, de tiro cruzado de izquierda, perfora por segunda vez la meta defendida por Moreno.

El trío defensivo racinguista, muy desorientado al comienzo ante la avalancha de los locales, va mejorando poco a poco su colocación, aunque no puede evitar que Alsúa, en el minuto 34, consiga el tercer gol de un espectacular tiro cruzado.

Así, con el resultado de 3-0 a favor del R. Madrid, se llega al final de la primera parte. El equipo del Ferrol ha demostrado ser un conjunto físicamente fuerte, pero débil como grupo. En sus filas milita un futuro jugador del equipo blanco, el medio Gabriel Alonso, cuyo hermano, que también formará parte del equipo ferrolano poco tiempo después, en unos años se convertirá en el mítico portero Juanito Alonso, otro histórico del equipo de la capital.

La segunda parte decrece en gran medida de interés, pues los locales, sabiéndose prácticamente clasificados para la siguiente ronda, disminuyen considerablemente sus ofensivas, lo que permite, en cambio, apreciar algunas reacciones entusiastas del equipo verde, que comienza a aproximarse al arco madridista. En una de estas internadas, el guardameta Bañón se ve obligado a realizar una salida bastante temeraria para evitar un gol, resultando levemente lesionado, aunque afortunadamente, pudo continuar jugando. Varios jugadores del Ferrol destacarían en esta segunda mitad del partido, sobresaliendo entre todos ellos el medio Fontela.

Fontela

Juan Fontela había nacido en Ferrol el 22 de Julio de 1919. Jugador de gran nobleza y poseedor de unas condiciones futbolísticas excelentes, su nombre permanecerá para siempre unido a la historia del Racing de Ferrol. A sus buenas condiciones futbolísticas, había que sumar su gran complexión atlética, así como un fenomenal juego de cabeza.

Iniciado en las filas del Libunca, equipo del barrio ferrolano de San Juan, formaría también parte del Arsenal (otro equipo de su ciudad) antes de fichar por el Rácing de Ferrol, para disputar ya la temporada 1943-44, en la que el equipo militaba todavía en 3ª División, aunque al final del campeonato se consiguió el ascenso a la “División de Plata” (por aquel entonces aún no existía la 2ª División B). Gracias a sus excelentes condiciones y caballerosidad, Fontela supo ganarse pronto la admiración y simpatía de los aficionados.

Durante los años siguientes, varios equipos se interesarían por el jugador, pero su contínua resistencia a abandonar su Galicia natal le impediría alcanzar cumbres más altas. Finalmente, se decantará por el Deportivo de La Coruña para jugar la campaña de 1948-49, que sería la única temporada que Fontela militara en 1ª División, debutando en dicha categoría el 10 de Octubre de 1948, en la Jornada 5, en el Estadio Metropolitano ante el At. Madrid, en un encuentro que los coruñeses terminarían perdiendo por 4 goles a 0.

Tras su corto periplo como jugador deportivista, Fontela regresa de nuevo al Racing de Ferrol para la campaña de 1949-50, vistiendo la camiseta verde en esta ocasión por tres temporadas, hasta finalizar la de 1951-52.

Para la temporada 1952-53 recala nuevamente en el Arsenal ferrolano, club en el que viviría sus últimos años como jugador, hasta el final del campeonato de 1955-56, retirándose definitivamente a la edad de 37 años.

Poseedor de los títulos de profesor de Educación Física y entrenador de Atletismo, tras colgar las botas se dedicó a entrenar a los jóvenes atletas de la S.D.R.C. Galicia de Caranza, desarrollando una excelente labor que le hizo merecedor, en 1965, de la Medalla de Oro de la Federación. No sería esta la única distinción con que se honraría el trabajo llevado a cabo por el exjugador, pues en años siguientes le sería impuesta la insignia de oro del Racing de Ferrol y sería distinguido en la Fiesta del Deporte Ferrolano. Además, la Delegación en Ferrol de la Federación Gallega de Fútbol creó el Trofeo “Juan Fontela” a la deportividad, para jóvenes futbolistas de Ferrol y comarca.

Dos goles más llegarían en este segundo tiempo: a los 13 minutos, Barinaga había subido el cuarto tanto de su equipo al marcador, después de cabecear un córner lanzado por Alsúa. Por parte del Ferrol, Porta, a dos minutos para la finalización del partido, aprovecha un hábil centro del extremo Ortíz y, de un certero disparo, bate al meta Bañón, estableciendo así el definitivo 4-1 con que finaliza el encuentro. Tras el partido, los médicos del R. Madrid descartarán al portero merengue para el encuentro de vuelta (que se disputa dentro de siete días), por un posible desgarro en los tendones del dedo meñique de la mano izaquierda.

El colegiado señor Cristóbal tuvo pocas complicaciones en su trabajo, pues sólo tuvo que señalar dos faltas a lo largo de todo el partido. Aunque había anulado un gol a los madrileños, posiblemente legal, éste tampoco hubiera influido mucho en el resultado.

Curiosamente, el viejo Chamartín no ha sido el único campo donde se ha visto jugar al Madrid esta tarde pues, al mismo tiempo, se estaba disputando un R. Valladolid – R. Madrid en la capital vallisoletana, en homenaje al jugador Torquemada. ¿Cómo ha sido posible? En realidad, para este encuentro los madridistas han presentado un equipo compuesto principalmente por reservas y algún jugador recién recuperado de una lesión… aunque esto ya es otra historia…

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