Son las 15'00 horas del frío y lluvioso
domingo 13 de Julio de 1930 en Montevideo cuando se incian, simultáneamente,
los dos primeros partidos de la historia de los Campeonatos del Mundo de
Fútbol. El sueño del francés Jules Rimet se ha hecho realidad y da
comienzo la que, a partir de este momento, será la máxima competición del
deporte del balompié.

Para la 1ª Ronda, los equipos
participantes quedaban encuadrados dentro de cuatro grupos, dispuestos de tal
forma que no se encontraran Uruguay, Brasil y Argentina.
En cada grupo todos los equipos juegan entre sí, pasando el primer clasificado
de cada uno a las semifinales, que se disputarían por el sistema de eliminación
copera, a un solo encuentro. Francia y México formaban parte del Grupo
I, junto a Chile y Argentina, siendo éste el único grupo
compuesto por cuatro equipos.
Antes de empezar el Campeonato, estaba dispuesto que todos los partidos se disputaran en el nuevo estadio construído para la ocasión: el Centenario. Sin embargo, las abundantes lluvias que tuvieron lugar poco tiempo antes retrasaron la finalización de las obras, y el día de la jornada inaugural aún no estaba del todo terminado, por lo que los primeros encuentros hubieron de jugarse en los campos del Peñarol y del Nacional de Montevideo. El encuentro Francia – México se va a disputar en el Estadio Pocitos, que era la cancha del Peñarol.
Antes de empezar el Campeonato, estaba dispuesto que todos los partidos se disputaran en el nuevo estadio construído para la ocasión: el Centenario. Sin embargo, las abundantes lluvias que tuvieron lugar poco tiempo antes retrasaron la finalización de las obras, y el día de la jornada inaugural aún no estaba del todo terminado, por lo que los primeros encuentros hubieron de jugarse en los campos del Peñarol y del Nacional de Montevideo. El encuentro Francia – México se va a disputar en el Estadio Pocitos, que era la cancha del Peñarol.
Estadio Pocitos
El Estadio Pocitos
ha pasado a la historia por ser el campo donde se produjo el primer gol de la
historia de los Mundiales. Fue la sede del Club Atlético Peñarol entre
1921 y 1933, año en que este equipo empezó a jugar en el Estadio Centenario.
Para el partido de
inauguración, el 6 de Noviembre de 1921, se había invitado al otro equipo de la
capital, pero, a diferencia de lo ocurrido cinco años antes con la inauguración
de Las Acacias (1916), ahora las relaciones entre ambos clubes estaban bastante
tensas, por lo que el Nacional se negó a participar. En su lugar vendría
el River Plate argentino, y el partido acabaría con el resultado de 1 –
1.
El terreno de juego tenía
unas dimensiones de 109 x 75 m.
y contaba con capacidad para 10.000 espectadores.
En 1937 comenzaron a
trazarse sobre él las nuevas calles y avenidas que formarían parte del
entramado urbano de la capital uruguaya, y, poco después, empezaría a irse
derribando, hasta que, en 1946, ya había desaparecido por completo.
La asistencia de público al
encuentro va a ser muy escasa, ya que no llegarían a 4.000 los espectadores,
debido a que la mayor parte de los aficionados prefirieron asistir al otro
partido que se celebraba a la misma hora (Bélgica – Estados Unidos). El
árbitro del encuentro es el uruguayo Domingo Lombardi, que será
auxiliado en las bandas por Henry Christophe (Bélgica) y Almeida Rego
(Brasil).
En 1930 los jugadores aún
no llevaban el número a la espalda que indicara su posición en el campo, y los
equipos salen al terreno de juego con los siguientes hombres:
FRANCIA: Alex Thépot (P);
Etienne Mattler (DF), Marcel Capelle (DF); Alex Villaplane (Capitán) (M),
Augustin Chantrel (M), Edmond Delfour (M), Marcel Pinel
(M); André Maschinot (D), Ernest Liberati (D), Lucien
Laurent (D), Marcel Langiller (D).
El seleccionador francés
es Raoul Caudron. El resto de jugadores que componen la expedición
francesa son: André Tassin (P), Jean Laurent (DF), Nouma Andoire (DF), Celestin
Delmer (M) y Emile Veinante (D).
MEXICO: Oscar Bonfiglio (P);
Alfredo Sánchez (DF), Manuel Rosas (DF); Efraín Amezcua (M),
Felipe Rosas (M); Dionisio Mejía (D), Hilario López (D),
José Ruiz (D), Juan Carreño (D), Luis Pérez (D), Rafael
Garza (Capitán) (D).
El seleccionador de
México es el español Juan Luque. La expedición mexicana, además, la componen:
Isidoro Sota (P), Francisco Garza (DF), Raymundo Rodríguez (M), Felipe Olivares (D), Jesús Castro (D) y Roberto Gayón (D).
Francia viste con camiseta azul, pantalón blanco y medias rojas; México
con camiseta granate y pantalón y medias azul oscuro. Ambos equipos demuestran
gran entusiasmo, aunque poca técnica. De todas formas, los franceses son muy
superiores a los mexicanos, a pesar de haber jugado casi todo el tiempo el
equipo europeo con un jugador menos, ya que, en el minuto 24, el guardameta Thépot,
tras chocar con el delantero mexicano Hilario López, quedó lesionado y
hubo de retirarse. Debido a que en esta época aún no estaban permitidas las
sustituciones, su posición tendrá que ocuparla hasta el final del encuentro el
medio izquierdo Chantrel.
Cinco minutos antes de producirse este hecho, en el minuto 19 del partido, el francés Lucien Laurent, marcaba el primer gol del partido y de la historia de los Mundiales.
Cinco minutos antes de producirse este hecho, en el minuto 19 del partido, el francés Lucien Laurent, marcaba el primer gol del partido y de la historia de los Mundiales.
Lucien Laurent
El nombre del delantero Lucien Laurent permanecerá por siempre
unido al de los Campeonatos del Mundo de Fútbol, por haber sido el autor del
primer gol de la historia de los Mundiales. Muchos años después, el propio
jugador recordaba el así gol: “Delfour lanzó un ataque por la derecha,
pasó a Liberati al centro, giré en
el centro, pegué al balón de volea y marqué por la escuadra de la portería”.
Nacido en
Saint-Maur-des-Fossés, el 10 de Diciembre de 1907, empezó desde muy temprana
edad a trabajar en la fábrica de automóviles Peugeot, formando parte del equipo
de fútbol de la empresa. En 1921,
a la edad de 14 años, empezó a jugar en el C.A. París,
donde permaneció hasta 1930, año en que fichó por el Sochaux, donde
permaneció dos temporadas (1930-1932) y, tras una temporada en el Club
Français (1932-33), regresa al C.A. París, en 1933. La temporada
1934-35 juega en el F.C. Mulhouse, recalando en el Sochaux para
disputar la temporada 1935-36, y pasando al Stade Rennais para la de
1936-37. A
continuación pasaría por el Estrasburgo, hasta finalizar la temporada
1938-39.
Llamado a filas para
combatir durante II Guerra Mundial contra las tropas del Nazismo, fue apresado
por el invasor, permaneciendo prisionero durante tres años. Tras el parón forzoso
de la guerra, ingresó en las filas del Besançon, donde terminaría su
carrera como jugador, en 1946.
Vistió los colores de Francia
en 10 ocasiones, entre 1930 y 1935, marcando dos goles, uno de los cuáles sería
aquel conseguido en el Estadio Pocitos, de Montevideo, en el minuto 19
del encuentro contra México, cuando recibió un pase de Liiberati
y de volea batió al meta Bonfiglio, en el que sería el primer gol de la
historia de los Mundiales.. Cuatro años después también sería convocado para
acudir al segundo Campeonato del Mundo, que se celebraría en Italia,
pero una lesión le impidió disputar el único encuentro que su selección disputó
en este campeonato.
Falleció en la localidad
de Besançon, el 11 de Abril de 2005,
a la edad de 97 años
El partido careció de
buenas jugadas y resultó muy violento en algunas ocasiones, por parte de ambos
contendientes. El segundo gol llegaría en el minuto 40, obra de Languiller
y, tan solo tres minutos después, Maschinot lograba el tercer gol para
los franceses. Ya en el segundo tiempo, Juan Carreño marcaba el gol del
honor para los mexicanos.
Juan Carreño
El “Trompo” Carreño nació
en México D.F. el 14 de Agosto de 1909, y llegaría a ser uno de los más grandes
delanteros de México en la década de 1930. Se trataba de un tipo simpático,
canalla y vividor, fallecido demasiado pronto, profesando siempre su gran amor
hacia los colores del Atlante, club al que perteneció toda su vida,
excepto una temporada que jugó en el España.
En 1925 había formado un
equipo con sus compañeros de trabajo de la fábrica “La Sedanita”, y poco después
le llegaría una oferta para jugar en el Atlante.. Al llegar a este
equipo, los hermanos Rosas, también jugadores del mismo club, y que eran
propietarios de una panadería, le ofrecieron un puesto de trabajo en la misma,
a lo que el “Trompo” les respondió: “¡Mangos! Que trabajen los
bueyes, yo sólo juego fútbol”.
Se trataba de un jugador
muy peculiar, que no gustaba de respetar reglas ni estatutos, con gran destreza
y picardía dentro del terreno de juego, lo cual dio lugar a no pocas anécdotas,
como en aquel encuentro ante el Necaxa, en el que previamente al partido
los jugadores de ambos equipos se habían jugado unas cervezas contra unos
pulquitos; los del Atlante iban sin blanca, por lo que tenían que ganar sí o
sí.. Así, y cuando iban perdiendo 2 – 1, se encuent5ran con un saque de esquina
a su favor; Carreño convino con el “Diente” Rosas en que este
centrara a “Patadura” mientras, en el área, el propio Carreño
pisaba disimuladamente, pero con fuerza, al portero rival, el “Pipiolo”
Estrada, impidiendo que éste pudiera saltar a por el balón, y produciéndose
así el tanto del empate. Ya en la segunda parte del encuentro, con el marcador
todavía 2 – 2, Carreño engancha un balón en el centro del campo y se va
adentrando hasta el área contraria, tras varias triangulaciones con el “Diente”
Rosas; ya dentro del área y seguido por un solo jugador, aprovecha el
centro de Rosas para bajar los pantalones a su marcador, sin que el
árbitro, el “Flaco” Estévez, distraído a lo lejos por otro compañero del
“Trompo”, pudiera ver lo que sucedía, con lo que el gol subió al
marcador y se producía así la victoria del Atlante sobre el Necaxa,
con la consiguiente celebración en la casa de citas de María Limón, la
“novia” de Carreño.
En otra ocasión,
convenció a sus compañeros de salir un sábado por la noche e ir a tomar unos
pulquitos a la casa de la
Limón. Al día siguiente, cerca del mediodía, tenían partido
contra el Asturias, y allí se presentaron con las chicas, directamente
desde el establecimiento de María Limón.
Al verlos llegar, y en qué estado lo hacían, el General Nuñez (Presidente
del Atlante y, además, Jefe de la Policía Local del Distrito Federal) llamó a la
policía para que encerraran a las muchachas en comisaría. El equipo jugó con
los jugadores más sobrios y algún que otro todavía borracho, y aún así se
consiguió una abultada victoria de 4 goles a 1. El General Nuñez, que
había permanecido bastante enojado durante gran parte del encuentro, acabó con
una sonrisa triunfal y sacó 300 pesos de su cartera, que entregó a Carreño
diciéndole: “Anda, vete a la comisaría y diles que dejen salir a las
señoritas, se las llevan a “Indianilla” a tomar unos caldos y pobres de ustedes
si me vuelven a llegar borrachos a jugar fútbol”.
Desde 1927 a 1939 Juan Carreño
se mantuvo en las filas del Atlante, a excepción de la temporada
1933-34, que jugó en el España. Como internacional ha pasado a la
historia de la selección de México por haber sido el primer jugador
mexicano en marcar gol en unos Juegos Olímpicos (en Amberes, en 1928,
frente a España, en partido que terminó con victoria española por 7 – 1)
y en un Mundial (en 1930, en Uruguay, ante Francia, encuentro que
los galos ganaron por 4 – 1).
En los partidos
clasificatorios para el Mundial de 1934, que habría de disputarse en
Italia, México tendría que vérselas contra Cuba y Estados
Unidos. Derrotaron a los primeros sin problemas y ya sólo quedaba
deshacerse de los norteamericanos. Inexplicablemente, la FIFA decidió que este
encuentro se celebrase en Roma.
A bordo del “Orinoco”, el barco alemán
encargado de transportarlos hasta Europa, viajaban también hermosas bailarinas,
tanto cubanas como europeas, y muchos de los jugadores mexicanos lograron
conquistar a algunas de ellas, por lo que ni se presentaban a los
entrenamientos, que tenían lugar a bordo del mismo barco, agotados por la juerga
de la noche anterior. Al llegar a Italia, gran parte del equipo estaba pasado
de peso, debido a las grandes comilonas y el nulo ejercicio realizado durante
el viaje.
Carreño, que no había tenido en el barco la suerte que otros de sus
compañeros con las chicas, al final consiguió ligarse a una francesa, llamada
Joanna, en el hotel donde se hospedaban. La noche del 23 de Mayo que era la
previa al encuentro con los Estados Unidos, coincidió también que era la
noche que la joven tenía libre, y el “Trompo” no hizo otra cosa sino
llevársela a bailar y, finalmente, a su habitación, donde pasaron la noche
juntos y echaron varios “capiruchos”, como él denominaba al arte del fornicio.
Extenuado y en condiciones físicas deplorables llegó el jugador a tan importante
encuentro y, aún así, fue alineado, debido a la confianza que el seleccionador
tenía en él.
El resultado fue de 3 – 2 a favor de Estados Unidos.
Los dos goles mexicanos partieron de jugadas trenzadas por el “Trompo”,
pero no fueron suficientes para lograr la clasificación del equipo mexicano,
que quedaba así apeado del camino hacia la segunda Copa del Mundo.
Su carrera terminó cuando
el General Nuñez, que lo consideraba como el gran motivador del equipo,
pero también el que incitaba a sus compañeros a acompañarlo en sus fiestas y
correrías a tomarse sus pulquitos o el “agüita de limón”, que el mismo Carreño
llamaba, acabó apartándolo del equipo, esperando que se reformase. Lejos de
conseguirlo, el “Trompo” empezó a llorar sus penas por locales de mala
muerte.
No habían pasado tres
meses desde que fuera apartado de la disciplina del club, cuando sintió un
fuerte dolor, que él achacaba a su tristeza por estar alejado de su querido Atlante, cuando en realidad se trataba
de una apendicitis. Sus compañeros el “Nicho” Mejías y el “Diente”
Rosas le aconsejaron que acudiera al médico, pues los dolores se hacían
cada vez más insoportables. Pero él, que sentís terror a los médicos, se
negaba, calmando dichos dolores a base de tragos de tequila con ajo, que le había
recomendado doña Gertrudis.
Así, llegó el triste día
en que el “Chaquetas” Rosas, el único de sus compañeros que disponía de
teléfono, recibió la llamada de Carreño, que apenas sí pudo decirle que
se moría. Rosas cogió un coche de alquiler y llegó hasta donde estaba su
amigo, al que se encontró ya desmayado. En brazos lo llevó hasta el coche y, lo
más rápido que pudo, se llevó a su compañero a un doctor. Este llamó
inmediatamente a una ambulancia, para que pudiese ser operado de urgencia. Era
el 16 de Diciembre de 1940 y Juan “El Trompo” Carreño no llegaría con
vida al hospital, falleciendo en los brazos de su amigo, en la misma ambulancia
que los transportaba. Así, acababa la vida de un gran jugador, pero nacía toda
una leyenda para el fútbol mexicano.
De nuevo André Maschinot,
en el minuto 87, volvía marcar para Francia, estableciendo así el definitivo 4
– 1 con que terminaría el partido.
La selección de México
resultó ser un equipo muy flojo, destacando únicamente su portero, Bonfiglio.
En cuanto a Francia, presenta una defensa muy débil, siendo gracias a la
efectividad de sus delanteros que pudiera lograrse la victoria.
Ya han transcurrido más de
ochenta años de la disputa de este histórico partido y mucho tiempo también
desde que el Estadio Pocitos desapareció para siempre del paisaje urbano de
Montevideo. A día de hoy, en cierta calle de la capital uruguaya, y en el mismo
punto en que estaba situada la portería del viejo estadio donde Lucien Laurent marcó
su histórico gol, existe una escultura en forma de ángulo para que nadie olvide
que, en ese punto exacto, entró aquel balón que inauguró el marcador de este I
Campeonato del Mundo de Fútbol y, por tanto, de la Historia de los
Mundiales.
Me encanta!!!! Una idea genial!!! desde ahora fiel seguidor de tu blog, espero con ansia los partidos de España, y poder aportar algo en alguno de los comentarios. Esto de una historia de los mundiales de fútbol es algo que siempre me ha rondado la cabeza hacer por internet, y ahora veo que alguien lo está haciendo mucho mejor de lo que yo pensaba!!!
ResponderEliminarPor añadir algo al concepto del Blog, aunque seguramente ya lo haces, diría que en determinados partidos busques en las hemerotecas del día después a ver cual fue la "historia real" del partido, quién era favorito o quién cayó.
Estoy deseando que llegues al doble enfrentamiento España-Italia del 34, y aquel "tongo italiano made in Mussolini" que casi nadie recuerda y que privó a España de pasar ronda, cuando era una de las mejores, sino la mejor selección del momento.
Muchas gracias por tus comentarios, DanielDravot.
EliminarTendrás por aquí muuuchos partidos de España, tanto de la selección como de equipos, y por supuesto que a su tiempo llegará aquel "tongo" del Mundial del 34 (de no haber sido por eso España hubiera ganado ese mundial, fijo).
De momento estoy de pruebas con el blog, por lo que ni yo se con qué periodicidad se irá actualizando. Intentaré que no se pasen más de una semana o diez días. En cualquier caso, procuraré siempre que la espera merezca la pena.
Un abrazo y encantado de tenerte por aquí.